Los purificadores de aire por ionización lanzan iones a gran velocidad. Para conseguirlo, hacen que entre una gran cantidad de electrones en una aguja metálica que hay en el interior del dispositivo, de esta forma se acumulan en la punta y luego son disparados al aire cercano, uniéndose a las moléculas de aire y convirtiéndose en iones. Éste efecto genera una nube de iones cerca del ionizador que poco a poco se extiende por toda la habitación.
Cuando estos iones chocan con otras partículas presentes en el aire (como humo, polvo o bacterias), le pasan su carga estática negativa, por lo que son atraídos a la superficie con tierra más cercana, que puede ser el filtro del ionizador, una pared o una alfombra. A medida que un ion atrae más y más partículas, éstas crecen hasta que son demasiado pesada para flotar en el aire y caen. De esta forma se pueden recoger con aspirador o similar.
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