Alfa y omega, la primera y la última del alfabeto, para significar que Dios, el ser perfecto, es el inicio y el final de todas las cosas. Los cristianos las usaron en sustitución de las letras judías Aleph y Taw, que son también la primera y la última de su sistema de escritura (o alefato), usadas al inicio y al final de la palabra hebrea Emeth, que significa "verdad", en alusión a Dios como verdad última y profunda del Universo.
Las descripciones de la divinidad son comunes. En el libro del profeta Isaias, Dios afirma: " Yo soy el primero y el último". Por su parte, Platón, aunque tenía creencias diferentes, lo visualizaba del mismo modo; en su libro Las leyes afirma: "Tiene en sus manos el principio, el fin y el medio de todas las cosas".
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