Su uso más común se encuentra indicado en su nombre mismo: sirven para dejar en suspenso en una frase algo que se da por sobreentendida o resulta clara por el contexto, como en el ejemplo: "Agua que no has de beber...", en el que omitimos "déjala correr". Tienen, además, otros manejos: al citar un texto, para indicar que se omitió algo [...], para reproducir una manera de hablar entrecortada y también después de una enumeración para indicar que puede ser más extensa: "comimos sopa, arroz, guisado...". Asimismo, sirven para acentuar el efecto de sorpresa de lo que está por decirse: "caminé, abrí la puerta...¡y allí estaba ella!".
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