Aunque los dientes parecen sólidos, por dentro están huecos; desde arriba hasta las raíces. Su núcleo está lleno de nervios, vasos sanguíneos y tejido conectivo llamado pulpa dentaria. Este espacio de cada diente se llama cavidad coronal, pero al bajar hacia los nervios pasa a llamarse conductos radiculares.
Por dentro pasan los vasos sanguíneos como si fueran la mina de un lápiz. Cuando el diente está muy infectado a veces se opta por extraer la pulpa y otros tejidos y sustituirlos por algún relleno. Así el diente queda "muerto" pero se puede conservar.
0 Comentarios