Los jetpack, también conocido como cinturones cohete, existen, aunque no funcionan como en las películas. El 12 febrero de 1984, cuando el astronauta Bruce McCandless consiguió volar 40 metros desde el Orbitador, alejándose más que nadie la seguridad de la nave se consideró un éxito. Esto fue posible gracias a la MMU (unidad de maniobra tripulada) de la Nasa, una mochila propulsada por nitrógeno que pone en práctica la idea del cinturón cohete de ciencia-ficción.
Una MMU con la carga de gas nitrógeno completa pesa 148 kg. Esta unidad está formada por dos depósitos de aluminio con una envoltura protectora de kevlar que evita que sufran perforaciones y mejora su resistencia. Cada depósito se carga con 5.9 kg de nitrógeno sometido a 20.7 kilopascales de presión, lo que aporta propulsión suficiente para seis horas de actividad extravehicular. Cada depósito hace funcionar un sistema individual de propulsores mediante una combinación de 24 inyectores, tres en cada una de las ocho esquinas que tiene la MMU.
El astronauta maneja los controles individuales con los dedos. El mando de la mano derecha controla los giros: Cabeceo, alabeo y guiñada. El mando de la mano izquierda controla los desplazamientos hacia adelante, atrás, arriba, abajo, izquierda y derecha. Cuando el astronauta se coloca en la posición deseada, puede mantenerla con la función de control de altitud, así puede trabajar sin tener que revisar continuamente el funcionamiento de la MMU.
En una de las misiones posteriores al innovador vuelo de McCandless de noviembre de 1984, los astronautas Joseph Allen y Dale Gardner usaron la revolucionaria MMU para atrapar dos satélites de comunicación que iban a la deriva por un fallo en los módulos de propulsión, lo llevaron al Orbitador para devolverlos a la tierra.
0 Comentarios