Contrariamente a lo que se cree, los murciélagos tienen buena vista, aunque esta se relaja durante el día. Al caer la noche, estos pequeños mamíferos prefieren usar su refinado sentido del oído para encontrar a sus presas y para moverse por su hábitat. El oído se complementa con un increíble sistema de navegación sonar biológico. ¿Cómo funciona? Los murciélagos emiten sonidos ultrasónicos con una frecuencia que está entre las 50,000 y las 200,000 vibraciones por segundo, algo demasiado agudo para qué el oído humano pueda percibirlo. Éstos sonidos se emiten de 20 a 30 veces por segundo en todas las direcciones.
El murciélago escucha entre emisión y emisión y busca los ecos moviendo continuamente la cabeza. Así perciben y procesan los retrasos del eco que llegan con micro segundos de diferencia, es decir, con tan sólo dos milésimas de segundo. Esta capacidad tan precisa se sustenta en el sistema nervioso del murciélago, algo que le permite identificar los puntos en los que rebota el eco aunque sean tan delgados como una línea dibujada en un papel; también pueden identificar objetos muy cercanos entre sí, con separaciones de hasta tres décimas de milímetro.
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