Tenemos hasta 10,000 papilas gustativas que distinguen lo dulce, ácido, amargo, salado y sabor umami (proviene del japonés y significa sabor agradable). Cuando la comida se disuelve en la saliva llega a las células receptoras de la papilas gustativas, éstas se estimulan y mandan señales a la corteza cerebral. Los receptores de la lengua también responden a otros estímulos como el dolor, la temperatura y la presión.
La lengua se compone de ocho músculos; cuatro de ellos extrínsecos, unidos al hueso (cambian la posición de la lengua) y cuatro intrínsecos, no unidos al hueso (cambian la forma de la lengua). Estos músculos empujan la comida mientras masticamos para que podamos tragarla, además nos permiten hablar. La lengua se combina con los labios, la mandíbula y las mejillas para articular los sonidos que salen de las cuerdas vocales.
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