Es uno de los sabores más delicados de la cocina europea. La trufa es un hongo subterráneo difícil de encontrar, lo que lo hace muy preciado y caro. Como no contiene clorofila para la fotosíntesis, la trufa no puede sobrevivir sola, así que forma micorriza (relación simbiótica) con otras plantas, árboles y arbustos.
Las dos plantas comparten nutrientes a través de su sistemas de raíces. Las trufas se suelen encontrar enterradas a unos 30 cm cerca de las raíces de pinos, robles, castaños y Sauces, en suelos alcalinas ricos en calcio. El interior de la trufa está formado por una pulpa hecha de miles de esporas cuya apariencia se puede usar para clasificar las distintas especies.
Debido a su particular color, una trufa madura puede ser encontrada por un perro entrenado. Antes se usaban cerdas para encontrarlas, ya que el olor de las trufas les recuerda al olor de los cerdos machos. Sin embargo es difícil evitar que se coman las trufas cuando las encuentran y por eso se ha abandonado este método.
0 Comentarios